La escuela es el agente de socialización más importante en las sociedades modernas. Una de sus funciones más importante es la de formar a las nuevas generaciones como ciudadanos libres, críticos, imaginativos, participativos, solidarios, cívicos, capacitados para desempeñar trabajos cada vez mas complejos.
El centro educativo debe propiciar procesos de construcción participativos y democráticos. Para lograrlo, la escuela ha de estar organizada como una institución democrática en la cual, estudiantes profesores, padres, tutores, directores, personal de apoyo y la comunidad vinculada a ella, encuentren espacios para la libre expresión, para la participación responsable en la definición de líneas de acción para la buena marcha de la escuela.
Es importante saber que nos educamos en la familia y en los grupos primarios en los que participamos desde la primera infancia. Cuando el Estado interviene con la escuela pública ya están formados inteligencia y carácter.
Educar supone un proceso social que ha de implicar a toda la sociedad; el Estado es sólo el que coordina y cofinancia estos esfuerzos. Sin embargo la gravedad del asunto queda de manifiesto al constatar que en nuestra sociedad no se divisan las fuerzas sociales que pudieran dar el necesario impulso a la educación.
Hoy pensamos en que es posible construir escuelas que socialicen en los valores de la democracia y se organicen en torno a la formación de sujetos.
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